¿Por dónde empezar? ¡Hola! Soy una chica del cálido puerto de Veracruz, tengo 23 años, soy estudiante de Fisioterapia, soltera, sin hijos con el mar de oportunidades delante de mí y mi intención es disfrutar al máximo la vida ¡mi vida! Me gusta el nombre de Luna, aunque no es mi nombre real, dejémoslo así.
Puedo pasarme las horas hablando de mí pero prefiero ir al grano, hoy por hoy quiero contarte acerca de mi experiencia con mi sugar daddy.
Fue en el Carnaval de Veracruz, dos años atrás, mis amigas me invitaron, yo me rehusaba a ir ya que recién había terminado con mi novio y definitivamente no me sentía de ánimo para bailar y festejar (según yo) estaba en duelo.
Convencida por mis amigas, quedamos de vernos en un punto del malecón, para mí sorpresa lo que una llanta ponchada y la casualidad pueden hacer al mezclarse en el momento idóneo; mis amigas no llegaron por un percance con el auto, ¡la llanta ponchada!
Me avisaron y casi inmediatamente me dispuse a irme a casa de vuelta, como bien dicen: vestida y… en realidad no muy alborotada (ha-ha).
Cuando sucedió lo inesperado, un señor, que digo yo señor, ¡un señorón!, muy carismático y de muy buen ver se me acercó tan adorablemente ‘directo” que no me molestó para nada sino todo lo contrario, su actitud alegró mi ánimo casi de repente, me hizo el comentario: disculpa, no pude evitar ver que estabas esperando a alguien quién al parecer te ha cancelado y es que me ha sucedido lo mismo, ¿qué dices si nos hacemos compañía un rato? sirve que vale la pena la salida. Yo dije: pues, ¿por qué no?
¡El principio de una de mis mejores aventuras amigas! Y es que Juan Carlos, un hombre de 42 años y de nacionalidad española, me dio el año más bello y fantástico de mi vida. Ahí empezó todo.
Hablamos por horas, me contó que recién había llegado a la ciudad, reímos y hasta cantamos ya que fuimos a un karaoke después de un rato; cuando llegó la hora de despedirnos nos encantamos tanto que debíamos repetirlo, ya saben, intercambiamos números y listo.
Al día siguiente me marcó por teléfono a eso de las 12 del día y quedamos de vernos, él era un ingeniero petroquímico, y estaba solo por poco tiempo en el puerto y lo que se suponía que serían 6 meses se extendió a 1 año y ¡qué bueno!, porque fue todo ese tiempo que compartimos juntos, por ser un hombre ocupado nos veíamos cada 4 o 7 días a veces hasta más tiempo pasaba entre cada encuentro.
Yo me enamoré perdidamente de él al poco tiempo ya que él era de verdad encantador. Yo no sabía cómo funcionaba esto de los sugar daddies, es más, me parece que es algo que apenas toma presencia, sin embargo es algo que siempre ha sucedido, no es nuevo en la sociedad.
Cuando le expresé mi “amor” a Juan Carlos me puso un freno de inmediato, y se lo agradezco muchísimo, porque aunque era algo lindo, sería pasajero y él lo sabía perfectamente, después lo entendí pero no de momento.
Aprendí a disfrutar de su compañía y beneficios, no te negaré que lo quise y aún lo aprecio mucho porque fue mi primer experiencia en este ámbito y todo fue mágico desde el momento que nos conocimos. Evidentemente él ya tenía experiencia en esto.
Más que nada lo que más disfruté a su lado fueron los viajes, los lugares que conocí, restaurantes inolvidables y la posibilidad de olvidarme del mundo exterior y sentir que tenía el mundo a mis manos con todas las posibilidades a mi alcance, que a su lado TODO ERA POSIBLE.
En cada encuentro él me obsequiaba algo. Y me gustaría decirles algo curioso, yo nunca supe si él era casado, con novia o soltero, no sé si la oportunidad de preguntarlo no se dio o si él o yo evitamos el tema pero no hubo necesidad de saberlo ya que él siempre me hizo sentir especial y aunque sabíamos que era pasajero fue una experiencia única, al menos lo aproveché al máximo.
Sé de algunas chicas que no mantienen intimidad con sus sugar daddy, en mi caso te puedo decir que yo sí y no es por presumir pero aprendí mucho del sexo con él, definitivamente un hombre maduro es más experimentado y del que puedes aprender a ser lo máximo en la cama.
Me apoyó económicamente con la escuela mientras estuvimos juntos y me daba dinero semanalmente, me exhortó a aprender más, a prepararme más siempre, se convirtió en mi más hermoso secreto, yo no le conté a nadie sobre lo nuestro hasta tiempo después que se marchó y como lo estoy haciendo en este momento aquí en estas líneas.
Nada de lo que escriba se acerca a lo mucho que me hace sentir tan solo con recordarlo. No sé si algún día volveré a vivir algo como eso pero te puedo asegurar que no me arrepiento de NADA.
El momento de la despedida fue verdaderamente difícil porque uno se acostumbra y no es fácil decir adiós pero la vida está llena de ciclos que inician y terminan y Juan Carlos era solo un ciclo que terminaba, siempre dejó claro que era temporal y sabía que ese momento llegaría y pues sí, llegó.
Mantuvimos contacto después de eso, pero fue poco tiempo, nuestros caminos ya eran distintos y en diferentes países así que eso terminó por completo y aunque hoy es polvo de mis recuerdos más hermosos lo siento muy vívido aún.
Si tú estás por empezar una relación de este tipo o quieres experimentarlo te puedo decir lo siguiente: ¡Disfrútalo al máximo! Pero ten muy en mente que es temporal, por una u otra razón lo será, pero valdrá la pena porque aprenderás muchísimo de alguien con más edad, siempre que te haga sentir especial quédate hasta que se termine, jamás nunca hagas nada que no quieres hacer porque estas experiencias de la vida son para sacarte sonrisas del rostro, no lágrimas ni tristeza.
A veces enamorarse es inevitable pero te hace madurar el hecho de aceptar una partida, cuando sabes que se debe terminar, usualmente ellos son hombres con una solvencia económica que van y vienen, ellos no se estacionan nunca en un sitio por mucho tiempo, ellos quieren pasarla bien sin compromiso y aunque suene frívolo, tú puedes hacerlo igual, ellos jamás te harán escenas absurdas de celos porque tienen una seguridad de sí mismos que hasta cierto punto es cautivadora, te hacen sentir segura y eso créeme, es genial.
Si tienes la oportunidad de tener un Sugar Daddy, hazlo, te aseguro que no te arrepentirás...
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