Nadie quiere ser la mala en la historia de nadie, pero en esta ocasión me toca el turno de serlo, me enamore de mi sugar daddy, sí, un sugar daddy casado, antes de que me juzgues a la ligera, déjame contarte un poco de mí.
A mis casi 24 años creo que tengo varias historias interesantes que contar sobre el amor y romances pasajeros, puedo decir que he disfrutado lo suficiente como para opinar al respecto.
Solía ser edecán al igual que muchas chicas jóvenes y bellas actualmente, parece que es la era de las edecanes, me he sabido beneficiar de esta profesión desde los 17 años hasta hace poco.
Como es de esperar, había muchos hombres que estaban interesados en mí, y no de modo meramente romántico. Creo que me hice descarada a los 18 años, y fue entonces que comencé a sacar más provecho de mi apariencia.
Mis padres son muy relajados, afortunadamente para mí, no tuve límites y es posible que por esa razón he madurado o todo lo opuesto, no lo sé, lo único de lo que estoy segura es que he hecho hasta ahora todo lo que he querido y no pienso cambiar mi estilo de vida por nada.
Soy estudiante de contaduría, así que el dinero y los números son mi especialidad, no sé realmente de donde me nació el gusto por esta carrera, tengo planes con esto, pero hoy no estoy aquí para hablar de mi aspiración profesional, sino de mi aspiración emocional.
Cuando empecé a trabajar, me empezó a nacer el amor por el dinero y las buenas cosas, ropa bonita y no muy costosa al inicio, me conformaba con un buen outfit, modesto pero lindo, y parecía normal, no quiero ofender a nadie con esto, creo que cada persona tiene su propia belleza, pero yo en lo personal siempre quiero más de todo, necesito destacar del resto para sentir que existo.
Como una simple y decente edecán ganaba alrededor de $4,000 pesos mexicanos a la semana, y para mí parecía suficiente, y hasta mucho, pues vivía aún en casa de mis padres, y realmente no necesitaba aportar parte de mi dinero al sustento familiar, pues mis padres son personas adineradas, básicamente siempre he tenido una buena vida.
Pero por alguna razón poco tiempo antes de cumplir la mayoría de edad me invadía la idea de ganar mi propio dinero porque el hecho de dar explicaciones a mis padres cada que pedía dinero para algo era simplemente, molesto para mí. Y tú sabes que los padres repiten el mismo sermón: si no quieres dar explicaciones gana tu propio dinero. Fue cuando aún con 17 años entré a trabajar.
Y claro, disfruté mi primer pago haciendo un trabajo realmente agradable, esto es así, te pagan por ser bella, no hay discusión al respecto.
Es algo fantástico oler el dinero y pensar que es el mejor aroma del mundo, imaginar cómo lo gastarás, claro, esa idea de gastarlo sin meditarlo es algo en lo que estoy trabajando, sobre todo por la carrera que estoy cursando, hay algo de responsabilidad detrás, pero mi espíritu loco por las compras me tienta muy a menudo, ¡Y cómo decirle que no!
En fin, trabaje “decentemente” 2 años, hasta que descubrí otro modo de obtener más dinero, y aunque es lo más común en este medio laboral, pues en cada persona será una historia distinta, seguramente ya has oído de alguna edecán que a la vez sea escort, no es de extrañar. Y yo no fui la excepción a esta casi ley de la vida de una edecán.
En mi defensa puedo decir que siempre estuve con clientes sofisticados y que no me iba con cualquier “naco” que se ofreciera a pagarme por tener el privilegio de tocar este bello cuerpo. Eran solo hombres adinerados e influyentes, casi todos empresarios y alguno que otro político local. Personas que cuidan su imagen y que evitan escándalos públicos, esos eran mis clientes, pues yo tampoco quería ser exhibida como una “prosti” vulgar.
Siempre he sido partidaria de la idea que las mujeres merecemos ser tratadas como reinas, no importa a qué nos dediquemos, ningún hombre tiene derecho de pisotearnos, y a pesar de que una mujer recibe dinero por sexo, no les da derecho de sobrepasar los límites, una siempre es dueña de su cuerpo; por fortuna, jamás tuve una mala experiencia como escort y como edecán, menos. Es posible que mi vida hasta ahora siempre ha sido la de una “princesita”.
En una de esas ocasiones siendo una novia de hotel conocí al hombre más importante de mi vida hasta ahora, Julio. Cuando yo tenía 22 años y él 41. En esa cita con no tuvimos sexo, él solo quiso mi compañía. Recuerdo que fuimos a un restaurante muy elegante, pero antes de ello, me llevó a comprar la ropa ideal para ese lugar y las zapatillas perfectas, el bolso más bello, todo el outfit para la ocasión. Todo elegido por él, fue como jugar a la barbie en la vida real, fui su muñeca por unas horas.
Me dio 300 dólares por 3 horas de mi tiempo, tiempo en el que fui tratada como una reina, donde me compró un outfit de unos 300 dólares o más. O sea, ¿me pagó por ser tratada como a una reina? Y sin la necesidad del sexo, eso sí me encantó, lo único en lo que podía pensar era: ojalá todos fueran como él.
Y claro, no fue la última vez que nos encontraríamos, habría mucho más de esto. Dejó pasar una semana cuando volvió a buscarme. Quería verme nuevamente, pero esta vez en el pent house de un conocido y lujoso hotel de Tijuana, donde solía hospedarse cada que venía por negocios de su natal y bella ciudad, Los Angeles, California, (sugar daddy los angeles).
Estando ahí me sentí literalmente en la cima del mundo. Poder ver desde lo alto el resto de la ciudad, al resto de los mortales, en compañía de una persona “poderosa”, esa sensación de pertenencia me encantó. Sentía que ese era mi sitio, que yo merecía esa abundancia.
Y por supuesto, en esa segunda ocasión sí hubo sexo, que también fue inolvidable, por toda la emoción del momento, es hasta ahora mi mejor vez en la cama. Y recibí nuevamente más dinero.
Recuerdo que no dejaba de pensar en la cantidad de dinero que ha de tener un hombre como él para gastarlo así tan deshinibidamente con alguien a quien apenas conoce. Pero qué bueno que lo hiciera conmigo, yo siempre estaría encantada de recibir esos obsequios.
Soy La Otra Mujer
Lo fui para la esposa de Julio, o debería decir, ¿exesposa? Es un episodio de mi vida del cual no me siento ni cerca de estar orgullosa, pero creo que la vida puede ser “una perra desalmada” a veces y nadie se libra de ello.
Él y yo mantuvimos una relación de sugar daddy y sugar baby alrededor de 8 meses, todo marchaba bien, y claro que yo sabía muy bien sobre su estado civil, sabía que él era un hombre casado que la estaba pasando bien con una chica joven, o sea conmigo.
Y no pensé nunca en lo que podría suceder si las personas equivocadas se enteraban de lo nuestro. Aparte, seamos honestas, esto es lo más común del mundo, y aunque por ello no significa que es moralmente correcto, creo que no seré la primera ni la última en ser la manzana de la discordia.
Fueron 8 meses de viajes y lujos que no habría podido costearme por mi propia cuenta, y no pensaba dejar de vivir ese momento al máximo, tanto él como yo lo estábamos pasando muy bien, y creo que siempre tuve en mente que era algo pasajero.
De hecho, dejé por completo mi segundo empleo indecoroso, como escort. Y seguía trabajando como edecán, porque me gusta, aunque ya no tenía necesidad de hacerlo porque él pagaba todo.
Creo que mantuve mi empleo como edecán por un tiempo, porque aparte de que me gusta mucho ese ambiente, también quería un pretexto para salir a trabajar y evadir las preguntas de mis padres o conocidos sobre mi fuente de ingreso económico, realmente no tenía ganas de contarle a nadie sobre mi vida amorosa.
Hasta que de repente la esposa supo de la aventura, fue tremendamente escandaloso para los involucrados, porque todo este drama que involucra una infidelidad es así, y lo siento mucho de verdad, nadie quiere ser partícipe de algo similar, lamenté de corazón haber partido sus ilusiones del matrimonio perfecto.
Bueno, el drama fue inevitable, y creo que la ventaja de que ella es una persona a la que le preocupan mucho las apariencias la orilló a llevar el proceso en discreción. Al inicio ella no quería ceder con el divorcio, pero creo que encontró la dignidad para hacerlo, y llegaron a un acuerdo, ella claro que ganó y se llevó lo que quería.
Bueno, el drama fue inevitable, y creo que la ventaja de que ella es una persona a la que le preocupan mucho las apariencias la orilló a llevar el proceso en discreción. Al inicio ella no quería ceder con el divorcio, pero creo que encontró la dignidad para hacerlo, y llegaron a un acuerdo, ella claro que ganó y se llevó lo que quería.
Después me enteré de que ella primero le fue infiel a él y no con cualquier persona, sino con su mejor amigo, ambos lo traicionaron de la peor manera y él la perdonó a ella, claro que el amigo pasó a la historia.
Según ella, lo engañó porque Julio nunca tenía tiempo para ella, porque siempre se la pasaba trabajando o en viajes de negocios. Pero qué pretexto más tonto y cobarde para justificar una infidelidad, ¿No creen?
Me sentí un poco aliviada al saber que el matrimonio se disolvió porque ya era caduco y que, aunque la infidelidad de Julio conmigo no es justificable, podía aplicar como justicia divina a una historia pasada entre esos dos.
Yo no sé muchos detalles sobre esa historia que algún día fue una bella historia de amor, no me gusta ser tan imprudente como para pedirle detalles, me interesa más sobre mi propia historia, y que a pesar de los dichos populares: lo que mal inicia, mal termina. Puedo decir que en mi caso no ha sido así.
Lo nuestro inició como una típica relación Sugar daddy/ Sugar baby
Encuentros ocasionales y se ha convertido en un compromiso real. Me propuso matrimonio hace tres meses y por supuesto le dije que sí, ( sugar baby casada).
Considero que ambos nos hemos entregado en esta relación al 100% todo ha fluido de modo muy natural, ambos estamos enamorados y queremos dar el siguiente paso, hasta la fecha nos llevamos muy bien y disfrutamos de nuestro tiempo juntos, es que tenemos tanto en común a pesar de la edad que parecemos casi de la misma generación.
No sé cómo sea el resto de las relaciones o acuerdos de azúcar, pero en mi caso tomó un giro inesperado, y aunque pensé que él escogería a su esposa antes que, a mí, pues oh sorpresa, tal vez unos meses bastaron para ganarme su cariño y su amor, y sobre todo la confianza de escogerme para formalizar una relación más seria como lo es el matrimonio.
Claro que no me pidió matrimonio inmediatamente de su divorcio, dejó pasar varios meses casi un año, pero al momento de ese proceso de separación, me escogió, no sé si eso de formalizar conmigo ya lo tenía en mente en aquel entonces o si eso sucedió al instante de pedírmelo, pero para mi fortuna, es un hecho.
Ahora estoy planeando mi boda y volviéndome loca con todo esto, aún no lo puedo creer, también sé que para muchos es imprudente casarnos por la diferencia de edades, pero creo que eso es algo que solo dos personas pueden decidir, y que lo único que importa es la felicidad mutua.
La vida esta llena de sorpresas y como bien dicen, siempre habrá alguien especial para ti. A pesar del modo en que nos conocimos, eso no impidió llegar a valorarnos como humanos reales, libres de prejuicios tontos. Le estoy agradecida, por haberme valorado a mí por lo que soy y no encasillarme en un concepto malévolo por mis errores cometidos por haber sido escort, por ejemplo.
Yo no sé cuál sea tu caso, pero te aconsejo que, si estás por iniciar un tipo de relación similar, te atrevas y que tengas siempre una actitud positiva, creo que todos los hombres buscan sentirse escuchados y amados, hacerlos sentir importantes, y hacerlos sentir especiales, tal vez sea por eso que gané el amor de Julio.